sábado, 2 de junio de 2007

Celebrando el sufrimiento


Hace algo más de un año, Miami era una fiesta. Los cubanos residentes en Florida celebraban la salida (hasta ahora temporal) de Fidel Castro de la Presidencia de Cuba por motivos de salud. Muchos festejaban porque pensaban que estaba muerto. Ciertamente no debió ser grato para los familiares y simpatizantes del Dictador de La Habana este jolgorio. Confieso que para mi tampoco lo fue. Cuando su deceso ocurra, respetare el duelo de los familiares y con calma, esperaré el tránsito de Cuba hacia la Democracia. Ciertamente bien lejos de mis sentimientos la frase de “bien hecho”, con que la gente se regocija del sufrimiento hacia alguien que siente merecerlo.

Me remito al domingo pasado, día del cumplimiento de la sentencia. A pesar que había hecho intenciones de no ver el fusilamiento, no pude evitarlo. Ese día pude entender porque las ejecuciones tienen cierto atractivo, aunque sea para sufrir solidariamente con el condenado. Las imágenes iban desde la tristeza que se respiraba en el canal de Bárcenas y la alegría con que unos pocos seguidores del Presidente celebraban el cese de las transmisiones de RCTV. Primero en la Plaza Morelos y luego ocupando el aforo de algo más de 1000 personas del Teresa Carreño.
Ciertamente no se puede comprender la alegría por el sufrimiento ajeno. Con el cierre del canal de Televisión, o incluso si éste se mantuviera en el aire, como productora de TV y vendiera su programación al aire y pudiera conectarse con el cable, el redimensionamiento de la emisora, significará el cese de la relación laboral para miles de personas. Y no todas oligarcas. En ellas se encuentran electricistas, camarógrafos, utileros, carpinteros, secretarias, recepcionistas, mensajeros, actores y periodistas noveles y no tan noveles, pero que dependen de su sueldo de Televisión para llevar comida a sus casas.


Estoy seguro que los que celebraban el domingo, estarían indignados cuando un año atrás veían a los cubanos exiliados riéndose de la muerte del Dictador. Al igual que ellos, se alegran por la destrucción y el drama de las familias que pronto serán desempleadas. Todos sabemos que no celebraban el nuevo canal sino el cierre de RCTV. Distinta y gallarda la actitud de Pablo Medina, quien en un programa de TV el día 12 de abril del 2002, advertía a un entrevistador, que si bien había motivo para celebrar la salida de Chávez del poder, había medio país en duelo, a quienes se tenía que respetar.


Es la celebración del que se jodan los escuálidos, cada vez que el presidente notifica que la transmisión será en cadena nacional. La arrogancia, es la nota que más suena en esta rapsodia gubernamental


Reconozco estar de duelo. El domingo perdí un país libre. Ya sabemos que en Venezuela, la vida de cualquiera depende de la decisión de un solo hombre, que por cierto el miércoles siguiente en cadena nacional reía y se burlaba del llanto de los trabajadores de RCTV.

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