martes, 22 de julio de 2008

BADUEL Y LA CONSTITUYENTE


No soy de los que cree, como lo sugieren algunos correos electrónicos que rondan por allí, que Baduel es un quinta columnista enviado a la oposición por Chávez para infiltrarnos y delatar todas las trampas de nuestras conspiraciones. Por mi parte estoy convencido que su influencia dentro del sector militar fue determinante para el acatamiento de los resultados el pasado 2 de diciembre, día que de haberse aprobado la reforma constitucional hubiera conducido al país a una versión remozada de los peores totalitarismo del pasado siglo.

Creo que cuando Baduel propone una Asamblea Nacional Constituyente lo hace de buena fe, convencido como muchos otros ciudadanos, que hay que buscar salidas que aceleren la alternabilidad gubernamental. A lo mejor piensa de buena fe que por esta vía cambie el gobierno, sin que la cosa pase a mayores. Sin embargo el resultado pudiera ser exactamente el contrario al deseado por Baduel, porque hasta los momentos en América Latina las Asambleas Constituyentes no han logrado el éxito que de ellas se esperaban y es precisamente buenas constituciones.

Una constitución es el instrumento que establece las reglas de juego a través de los cuales los ciudadanos van a convivir dentro de un territorio, al cual llamamos país. En ellas se instauran los derechos que nos corresponden como habitantes, pero a su vez los deberes que como ciudadanos tenemos que cumplir. A su vez pauta las acciones que debe desarrollar el gobierno para garantizar la paz y crear una base para que podamos desarrollar nuestras iniciativas. Lo ideal es que una constitución promueva los consensos sociales que hacen falta para la convivencia, y no que sea el instrumento para la imposición de una clase política sobre otra. Una constituyente para salir de Chávez, sencillamente incrementaría los conflictos sociales. Por mi parte prefiero votar en el 2012 y de acuerdo a lo previsto, el presidente entregará el poder en enero del 2013, al ganador de estas elecciones.

miércoles, 16 de julio de 2008

VIVA URIBE, PERO HASTA 2010


Si alguien tenía duda que Álvaro Uribe Vélez fuera el presidente más exitoso de Latinoamérica en la actualidad, el rescate de Ingrid Betancourt, los tres norteamericanos y otros once secuestrados por la narcoguerrilla de la FARC, quita toda duda. Rodeado de países con presidentes izquierdistas e impregnados del sarampión populista con que se ha infectado el continente, ha conducido al país en una senda de progreso y estabilidad económica, mientras que avanza y consolida la paz en Colombia, derrotando militar y políticamente a los movimientos guerrilleros y paramilitares.

Sus principales aval y por el cual mantiene más del setenta por ciento de aprobación, son los éxitos conseguidos por su política de seguridad democrática. A diferencia de las doctrinas de la seguridad nacional que justificaron las dictaduras latinoamericanas en décadas pasadas, Uribe demuestra, al igual que Venezuela en los sesenta que una política de paz puede desarrollarse en el marco de la democracia.

Sin embargo, en el año 2006, con la crisis de los partidos tradicionales, había que garantizar la continuidad de la política de Uribe, no fuera que un descendiente de Samper o Pastrana, desbaratara lo que claramente estaba dando frutos. La reelección de Uribe, fue entonces una necesidad circunstancial, dentro de unas reglas de juego que se considera razonable para cualquier democracia, la reelección por una sola vez.

Pero hay que advertir los riesgos que existen para la democracia colombiana si Uribe decidiera e impusiera una nueva reelección. En la práctica se estaría consolidando un gobierno autoritario, bajo el pretexto de la continuidad de política de seguridad democrática. Hoy no hay riesgos que esta política sea cambiada por la vía electoral. Todo candidato que quiera tener posibilidades de triunfo electoral deberá garantizar la continuidad de esta política de Uribe. Por tanto, lo que hay que considerar es la continuidad de la obra, pero de la mano de otros líderes, y por las muestras sabemos que en su equipo, gente con méritos, hay de sobra.

miércoles, 9 de julio de 2008

ENTRE LAS INTENCIONES Y LOS RESULTADOS


Un viejo adagio que creo ha sido ya reseñado en esta columna dice que el camino del infierno esta empedrado de buenas intenciones. Tampoco es una vía segura al cielo, partir de una idea benévola de la naturaleza humana. Al final las leyes existen porque no todos somos tan buenos. Recuerdo a Pastrana. Nadie podría dudar de sus buenas intenciones. Según su criterio los guerrilleros de las FARC y los paramilitares no dejaban de ser buenas personas que querían lo mejor para Colombia, que para eso tenían que matar y secuestrar, era por una errada visión del mundo.

Bajo esos supuestos negoció con la guerrilla, hasta le dio en comodato extensas zonas del territorio colombiano. Fue el mejor momento para ellos. Convirtieron a Colombia en el país del secuestro y del crimen. De las bombas alrededor de los cuellos de los rehenes, dispuestos a explotarla a cambio de un puñado de dólares y que el mundo vea como matan inocentes por un futuro mejor. La vinculación con el narcotráfico igual era el coste que había que pagar por la utopía marxista Al final no se sabe si el futuro mejor era para Colombia o era para ellos. Pastrana, bien intencionado, las FARC bienintencionadas, Colombia un infierno.

En este infierno fue electo Uribe Veléz. El asesinato de su padre, le quito el aura de romanticismo a su gestión. Brillante estudiante de Harvard, con sentido práctico, posiblemente lo muevan intereses muy distintos a lo de Betancourt. Entiende que enfrentarse a los irregulares de Colombia, fueran guerrilleros o paramilitares, requería una nueva visión distinta a la del fracasado Pastrana. Como el juego del Tiktak, si cooperan coopero, si no cooperan, plomo; pero eso sí, con mucha inteligencia. Las FARC no poseen buenas intenciones, su llegada al poder sería para la desgracia de Colombia. Si quieren guerra, guerra tendrán. No hay consideraciones con las FARC, a no ser que la demuestren, se trata de derrotarlas, militar y políticamente. Tampoco pueden ser buenos quienes matan y secuestran por objetivos de poder. Quizás no hayan buenas intenciones, pero evidentemente en Colombia, sin dejar de ser democrática, tiene hoy mucha más paz. Bienvenida al mundo, Ingrid.

jueves, 3 de julio de 2008

LA UE Y NUESTRO PETROLEO


No pongo en duda que se puede tener razón en los reclamos de la población latina contra la Ley Inmigración o Ley Retorno que recién acaba de aprobar el Parlamente Europeo. De hecho el tema ha movido hasta organizaciones como la OEA, quienes según leo enviarán a Europa una delegación a fin de conocer los motivos de los diputados de la Comunidad. Ciertamente hay que defender el derecho de los ciudadanos del mundo de poder transitar libre por esta tierra. Definitivamente los países ricos deben comprender que el costo de su prosperidad es la inmigración, pero que en lugar de prohibirla debe legislar para saberla aprovechar.

Comparto por tanto la preocupación del presidente Chávez y asumo el papel de representante de los inmigrantes para agradecer su postura frente a esa norma. Pero hasta allí. Estamos de acuerdo entonces que la ley puede ser injusta contra los habitantes de América Latina, Asia o África, pero no que nuestra inconformidad signifique que se juegue con el futuro de los venezolanos, aunque sea en unos cuantos miles de euros. Ya que el malestar que le produce la ley europea, la ataca con la amenaza de no vender petróleo a este continente.

Quizás no le vendamos mucho, y al final no perdamos tanto, pero el tema es la actitud. El voto en una democracia otorga un mandato que debe ser realizado en un período de tiempo y bajo unas reglas muy específicas. El voto no otorga derechos supremos a sus beneficiarios. Por tanto decisiones como la salida de la Comunidad Andina o la entrada al Mercosur debieron ser consultadas con la población. Decisiones fundamentales sobre el manejo del negocio petrolero, deberían ser resueltas en asamblea de accionistas. Donde existe el temor, de este gobierno que en 1999 consagraba el principio de la democracia participativa, de entregar a cada venezolano la acción que nos corresponde.