miércoles, 9 de julio de 2008

ENTRE LAS INTENCIONES Y LOS RESULTADOS


Un viejo adagio que creo ha sido ya reseñado en esta columna dice que el camino del infierno esta empedrado de buenas intenciones. Tampoco es una vía segura al cielo, partir de una idea benévola de la naturaleza humana. Al final las leyes existen porque no todos somos tan buenos. Recuerdo a Pastrana. Nadie podría dudar de sus buenas intenciones. Según su criterio los guerrilleros de las FARC y los paramilitares no dejaban de ser buenas personas que querían lo mejor para Colombia, que para eso tenían que matar y secuestrar, era por una errada visión del mundo.

Bajo esos supuestos negoció con la guerrilla, hasta le dio en comodato extensas zonas del territorio colombiano. Fue el mejor momento para ellos. Convirtieron a Colombia en el país del secuestro y del crimen. De las bombas alrededor de los cuellos de los rehenes, dispuestos a explotarla a cambio de un puñado de dólares y que el mundo vea como matan inocentes por un futuro mejor. La vinculación con el narcotráfico igual era el coste que había que pagar por la utopía marxista Al final no se sabe si el futuro mejor era para Colombia o era para ellos. Pastrana, bien intencionado, las FARC bienintencionadas, Colombia un infierno.

En este infierno fue electo Uribe Veléz. El asesinato de su padre, le quito el aura de romanticismo a su gestión. Brillante estudiante de Harvard, con sentido práctico, posiblemente lo muevan intereses muy distintos a lo de Betancourt. Entiende que enfrentarse a los irregulares de Colombia, fueran guerrilleros o paramilitares, requería una nueva visión distinta a la del fracasado Pastrana. Como el juego del Tiktak, si cooperan coopero, si no cooperan, plomo; pero eso sí, con mucha inteligencia. Las FARC no poseen buenas intenciones, su llegada al poder sería para la desgracia de Colombia. Si quieren guerra, guerra tendrán. No hay consideraciones con las FARC, a no ser que la demuestren, se trata de derrotarlas, militar y políticamente. Tampoco pueden ser buenos quienes matan y secuestran por objetivos de poder. Quizás no hayan buenas intenciones, pero evidentemente en Colombia, sin dejar de ser democrática, tiene hoy mucha más paz. Bienvenida al mundo, Ingrid.

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