jueves, 10 de mayo de 2007

La Ilógica de los controles

Ciertamente existen algunos pseudos-empresarios pícaros, y dada ciertas asimetría en la información en la relación cliente proveedor, algunas regulaciones deben existir para mejorar, hacer más eficiente y equitativo el mercado y evitar abusos. Así mismo, para evitar los excesos de un patrón ante un empleado con necesidad, existen las leyes laborales. Creo que nadie en su sano juicio estaría en desacuerdo con una serie de regulaciones en la economía.
Sin embargo cuando hay excesos de normas, lo más probable es que los efectos de los controles sean lo contrario de lo que espera lograr. El gobierno quiere que los comerciantes vendan carne barata y regula los precios de los cortes. El resultado: la gente no consigue carne cara, pero tampoco la barata.

Supongamos, ahora que está en boga la regulación en los precios de las clínicas, que éstas son efectivamente controladas. Supongamos que existe una clínica, que por haber sido gerenciada ineficientemente, tiene una nómina sobrecargada y le cuesta cumplir con las nuevas tarifas a riesgo de descapitalizarse y quebrar. La clínica goza de cierto prestigio médico, pero sus administradores no tanto.

La clínica asume ciertamente el problema, quiere cumplir con la regulación, pero para ello debe salir de cierto número de trabajadores para estar en los estándares de eficiencia de las demás clínicas. Lamentablemente no puede despedir a los trabajadores ya que están protegidos por un decreto de inamovilidad laboral. Sin un plan de reestructuración, es imposible la supervivencia en las nuevas condiciones. Luego acude al Estado para que escuche el caso, y en ese caso, a lo mejor, el gobierno coloca las tarifas tomando en cuenta al empresario ineficiente con precios por encima de los márgenes normales de ganancia de las clínicas, con lo que al final, el servicio, termina siendo más caro que cuando el gobierno no había metido la mano. O termina no haciendo caso al ineficiente, quebrando la clínica con todos sus trabajadores en la calle y por tanto con menos oferentes de salud y más desempleados.

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