martes, 11 de marzo de 2008

El Salvavida


Desde el momento en que Chávez malinterpretando su victoria del 2006, decidió radicalizar su acción gubernamental, comenzó el declive de su popularidad como líder en Venezuela.

El blanco de las acciones de radicalización en las políticas del gobierno lo constituyó el sector privado. Las medidas concretas fueron las nacionalizaciones de empresas de servicios públicos y del sector petrolero, la regulación de precios de los artículos considerados de primera necesidad (elemento explosivo cuando existe un ambiente inflacionario), restricciones a la libertad de manejo del negocio con la ley contra el acaparamiento y la especulación, eliminación arbitraria de las concesiones de televisoras, amenazas televisadas desde Aló Presidente o en cadena nacional de radio y televisión, restricciones desde CADIVI a las importaciones de materias primas y repuestos, entre otras.

Este diseño de política ha tenido consecuencias como desabastecimiento e inflación, que no ha podido ser contrarrestado a pesar de la abundancia de ingresos derivados por los altos precios del petróleo. La consecuencia política fue al final la derrota de su propuesta de reforma constitucional. Esta derrota del dos de diciembre ha tenido como efecto acelerar aún más el declive de la popularidad del Presidente, que no parece tocar fondo y amenaza los resultados en los próximos comicios para elegir gobernadores y alcaldes.

Mientras solucionan los problemas derivados de sus políticas públicas el presidente busca afanosamente algo que vuelva a poner de relieve su liderazgo. A partir de la excusa de lo que se fue considerado un desaire al ser desautorizado por Uribe para seguir negociando el canje humanitario de rehenes de las FARC, decidieron apostarle al argumento del nacionalismo.

Plantear la idea del enemigo externo, busca contrarrestar el proceso de entropía en que entro el gobierno. Cohesionar a sus aliados naturales con temas que plantear en la agenda pública, pasar a la ofensiva mediática, tratar a los críticos de sus acciones como traidores a la patria y levantar los sentimientos nacionalistas, para apoyar a la revolución frente a la amenaza colombiana o del imperio norteamericano. La excusa a partir de ese momento puede ser cualquiera, hoy lo es la muerte de Raúl Reyes y la incursión colombiana en Ecuador, mañana cualquier cosa. Pero la política exterior de Colombia esta siendo utilizada como salvavidas. Y no importa los daños para nuestra economía e incluso la muerte de algunos de nuestros soldados, porque como siempre lo único que prevalece para la toma de decisiones es la necesidad de mantenerse en el poder.

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