domingo, 23 de marzo de 2008

LAS CONDICIONES DE LA UNIDAD


Hace unos semanas algunos partidos que se identifican como opositores al actual gobierno, firmaron un acuerdo en el cual se comprometen a presentar candidaturas unitarias para enfrentar a los candidatos postulados por el PSUV en las próximas elecciones regionales y locales.

¿Que razones justifican el ponerse de acuerdo a partidos que se encuentra en la búsqueda del poder, sacrificar en algunos casos sus aspiraciones? Las razones son dos; una la presencia de dos polos de opinión o valores contrapuestos, que hace que ciertos grupos sientan una mayor identidad que con los grupos que se encuentran en el poder, y por tanto este dispuesto limitar sus aspiraciones en aras de evitar que ellos mantengan o incrementen sus cuotas de poder. La segunda condición es la creencia que el adversario es de tal fuerza que solo puede ser derrotado a través de la unidad de los partidos que se le oponen.

En este sentido existen algunos territorios en los que por diversas circunstancias el candidato de gobierno, se encuentra en una posición de minusvalía tal, que perfectamente pudiera quedar fuera de toda opción ganadora incluso en un ambiente de presencia de dos candidatos de oposición. En este caso si bien la unidad sería deseable, no es una necesidad para garantizar la victoria. Por ejemplo, la oposición puede convivir perfectamente con múltiples candidaturas en Chacao sin que esto vaya a significar un descalabro electoral.

Por otra parte hay que considerar a los partidos y candidatos no firmantes, donde muchos de ellos pudieran tener valoraciones diferentes a lo planteado por los partidos nacionales, puesto que sencillamente tienen proyectos regionales o municipales perfectamente legítimos, donde no existe el cálculo de la amenaza del PSUV. Ellos seguramente estarán considerando que a la hora de la decisión, los opositores al gobierno votarán, no necesariamente por el candidato de la unidad, sino el que represente la mejor opción para vencer al candidato del gobierno. .

lunes, 17 de marzo de 2008

CAMBIO CURRICULAR EN LOS NUEVOS TIEMPO


Uno de las grandes reformas que veremos en el futuro será la transformación del Estado Docente. Creada en Venezuela bajo la égida de Guzmán Blanco, la educación dirigida desde el Estado fue uno de los pilares del proceso de modernización. El Estado Docente no significa el monopolio estatal de la propiedad de las escuelas, pero si el monopolio del Estado en materia curricular. Los contenidos con que los maestros enseñan a sus alumnos son aprobados desde el Ministerio de Educación y los textos utilizados en las aulas igualmente deben estar adaptados a los currículos aprobados.

Amparados bajo el objetivo de la modernidad, el Estado Docente contó siempre con el consenso nacional. Los cambios curriculares que de cuando en cuando ocurrían podían ser objetados, pero desde la posición de los expertos, nunca desde la posición de los padres y representantes. Ni siquiera desde los sujetos que deberían dictar los nuevos contenidos, los maestros y profesores. Si no había discusión profunda de ellos era porque había consenso social, sobre los objetivos del currículo, en el entendido que este ayudaría a la formación de hombres y mujeres adaptados a desenvolverse en la sociedad y además apoyar con su esfuerzo en la construcción de una sociedad moderna.

El Estado Docente, es un problema cuando el consenso social sobre sus objetivos se quiebra. Si no existe consenso sobre la construcción de una sociedad socialista como modelo de país, difícilmente puede establecerse como norte de la educación obligatoria que deben dictar las escuelas y liceos en Venezuela. Los tiempos cambian y si antes unos burócratas desde el Ministerio de Educación decían que debían aprender o no y que valores debería buscar socializarse desde la escuela, hoy la gente no lo acepta tan pasivamente y se rebelan ante la imposición unilateral del currículo, ya que sencillamente este debe reflejar los consensos sociales, y no los delirios ideológicos de una persona o las creencias y los gustos de unos burócratas en el edificio de la esquina de Salas.

martes, 11 de marzo de 2008

El Salvavida


Desde el momento en que Chávez malinterpretando su victoria del 2006, decidió radicalizar su acción gubernamental, comenzó el declive de su popularidad como líder en Venezuela.

El blanco de las acciones de radicalización en las políticas del gobierno lo constituyó el sector privado. Las medidas concretas fueron las nacionalizaciones de empresas de servicios públicos y del sector petrolero, la regulación de precios de los artículos considerados de primera necesidad (elemento explosivo cuando existe un ambiente inflacionario), restricciones a la libertad de manejo del negocio con la ley contra el acaparamiento y la especulación, eliminación arbitraria de las concesiones de televisoras, amenazas televisadas desde Aló Presidente o en cadena nacional de radio y televisión, restricciones desde CADIVI a las importaciones de materias primas y repuestos, entre otras.

Este diseño de política ha tenido consecuencias como desabastecimiento e inflación, que no ha podido ser contrarrestado a pesar de la abundancia de ingresos derivados por los altos precios del petróleo. La consecuencia política fue al final la derrota de su propuesta de reforma constitucional. Esta derrota del dos de diciembre ha tenido como efecto acelerar aún más el declive de la popularidad del Presidente, que no parece tocar fondo y amenaza los resultados en los próximos comicios para elegir gobernadores y alcaldes.

Mientras solucionan los problemas derivados de sus políticas públicas el presidente busca afanosamente algo que vuelva a poner de relieve su liderazgo. A partir de la excusa de lo que se fue considerado un desaire al ser desautorizado por Uribe para seguir negociando el canje humanitario de rehenes de las FARC, decidieron apostarle al argumento del nacionalismo.

Plantear la idea del enemigo externo, busca contrarrestar el proceso de entropía en que entro el gobierno. Cohesionar a sus aliados naturales con temas que plantear en la agenda pública, pasar a la ofensiva mediática, tratar a los críticos de sus acciones como traidores a la patria y levantar los sentimientos nacionalistas, para apoyar a la revolución frente a la amenaza colombiana o del imperio norteamericano. La excusa a partir de ese momento puede ser cualquiera, hoy lo es la muerte de Raúl Reyes y la incursión colombiana en Ecuador, mañana cualquier cosa. Pero la política exterior de Colombia esta siendo utilizada como salvavidas. Y no importa los daños para nuestra economía e incluso la muerte de algunos de nuestros soldados, porque como siempre lo único que prevalece para la toma de decisiones es la necesidad de mantenerse en el poder.