viernes, 8 de agosto de 2008

LO QUE QUIERE UN CLIENTE BANCARIO


Desde que los japoneses impusieron la moda de la calidad, la palabra servicio al cliente comenzó a tener contenido. La filosofía japonesa fundada en el código del honor y el servicio a una causa como principio vital, cuadro perfectamente con las enseñanzas de W.E. Deming y desde entonces, ciertamente ha existido una revolución en el servicio al cliente. El poseer un negocio dejo de ser solo un asunto de ganancias y costos, y se convirtió en una filosofía de satisfacer al cliente incluso más allá de sus expectativas.

Una propaganda repite incesantemente en una radio “¿Qué es lo que quiere un cliente bancario?” Y la respuesta inmediata que se repita hasta el cansancio es “seguridad”. Y no es para menos, luego de los malos ratos que provocara en Venezuela el manejo inescrupuloso de la banca a finales de los ochenta y comienzo de los noventa.

Antes de la crisis financiera la banca vendían rentabilidad. Después vendían seguridad. Los que conocen de número saben que la riqueza depende más del esfuerzo de la gente y de la disposición a invertir que de las tasas pasivas que otorga la banca, sobre todo cuando estas ni siquiera llegan a compensar la inflación. Así que no será los intereses lo que harán rico a nadie.

En este punto el tema de la compra del Banco de Venezuela por parte del gobierno nacional resulta interesante. Puesto que la seguridad de los clientes comenzara a ser respaldada por los impuestos y no por la calidad de su cartera de préstamo, por tanto los clientes podrán estar tranquilos porque seguridad en los depósitos no se verá afectada por desmejoras en las colocaciones de los fondos del banco.

Ahora en lo que a mi particularmente me atañe, no es tanto lo seguridad, puesto que no es mucho lo que tengo que cuidar, sino el trato que me dan como cliente. La posibilidad que a través de Internet realizara mis operaciones bancarias, una atención rápida y oportuna, con funcionarios especializados y con una filosofía de atención al cliente. Como conozco el servicio prestado en las oficinas gubernamentales y el trato a sus visitantes y como en lo particular no quiero ese trato como cliente bancario, seré uno de los ahorristas que buscará otros rumbos para el resguardo de mis pequeño capital.

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