miércoles, 30 de marzo de 2011

LAS PRIMARIAS Y EL TREN


De que este gobierno genera emociones no hay que dudarlo, entre ellas la ansiedad de la gente, posiblemente la misma que en el 2002 planteaba que lo importante era sacarlo de manera inmediata y sin ponderar sus posibilidades terminaron apoyando a los generales sin tropa que un día tomaron el bastión de la plaza Altamira. Se puede entender al angustia ya que no se puede negar el poder de su verbo y que ciertamente a diferencia de la sociedad civil que busca un tiempo libre para dedicarse a la ciudadanía, éstos se encuentran las 24 horas de los siete días de la semana pensando y haciendo cosas para quedarse en el poder.

La gente que no es gafa se da cuenta que todo lo que hace, es en función de las elecciones del 2012, esa misma gente que no es gafa se da cuenta, que del otro lado, sencillamente no hay respuestas. Se prometen dos millones de viviendas con títulos de propiedad adelantados (¿se verá en Tv a una mujer llorando porque el gobierno le prometió una casa y no se la dieron?) y la alternativa democrática sin decir esta boca es mía. Ante este vacío se siente la necesidad de un líder que haga de contrapeso. La ansiedad clama, hasta cuando vamos de dejar al tipo jugando solo. De cualquier modo, sean en noviembre, del 2001 ó en enero o marzo del 2012, todavía habrán unos cuantos meses sin candidatos y esos meses habrá que hacerle sentir a la gente, que los demócratas existen.

Así que mientras Chávez se dedica a hacer campaña los demócratas tenemos dos importantes tarea: la primera seguirle demostrando a la gente, que este gobierno es malo y bastante. Que los problemas no lo solucionan, por dos motivos, porque solo piensan en política y en segundo lugar porque las gríngolas ideológicas no se lo permiten. La segunda tarea es prepararnos para asumir el gobierno luego de la victoria del 2012.

Por este motivo hemos estado reunido junto a una calificada representación de la sociedad carabobeña para el arranque de los Talleres de Reconstrucción Nacional (TREN). Se trata de pensar en el país que queremos, lo valores que lo sustentaran y como hacerlo viable. Reunir los diferentes pensamientos que desde diferentes espacios ofrecen ideas para levantar al país de los escombros que nos están dejando. Las ideas deben ir más allá de un programa de gobierno de un candidato; apunta más hacia un gran pacto de gobernabilidad y una visión de país, en el que algún momento habrá que contrastarlo y por supuesto legitimarlo ante una población ansiosa de cambio.

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