jueves, 6 de agosto de 2009

IDEOLOGÍA O AMBICION DE PODER: UNA RESPUESTA A LUIS VICENTE


Acepto gustoso la invitación que Luis Vicente León hiciera en su artículo del domingo pasado, a fin de ayudarle a resolverle un problema familiar producido por un dilema parecido al de la guaracha, quien fue primero, el huevo o la gallina. Para los lectores que no leyeron a Luis Vicente, refiere a una discusión con su esposa en dónde él defiende el argumento que el mantenimiento de Chávez en el poder es una necesidad para “la consolidación del proceso revolucionario”, mientras su esposa cree en una tesis contraria, que la profundización revolucionaria es el mecanismo escogido para mantenerse en el poder.
Esa discusión no es nueva y ambas posturas tienen sus defensores. La tesis de Luis Vicente la aboga, quien en vida fuera conocido como el mayor estudioso del fenómeno Chávez, Alberto Garrido, quien intenta demostrar a partir del análisis de documentos, entre ellos el famoso libro “Habla el Comandante” de Agustín Blanco Muñoz, que el actual presidente siempre se planteó llevar a cabo una ruptura revolucionaria, con ideas bastante similares a las revoluciones de izquierda que abundaron el siglo XX. La de su esposa la defiende, Luis Miquilena, padre político del actual presidente, quien lo acompañó desde que saliera de la cárcel de Yare, le convenció de participar en las elecciones que finalmente le darían la presidencia y estuvo con él durante todo el proceso constituyente, para después abandonar el gobierno dada la inflexibilidad y conflictividad de su persona.
El veterano líder en una entrevista que le realizara el periodista Andrés Oppenhaimer, dice refiriéndose a Chávez, cosas como esta:
…“no es un hombre bien amueblado mentalmente, ni un hombre con una ideología definida.., está hecho estructuralmente para la confrontación” …
…"El veía el éxito de Fidel como un éxito de orden personal, por el hecho de haber perdurado en el poder… Pero en ese momento, él era perfectamente consciente de que Cuba y su historia no tenían nada que ver con Venezuela, que el mundo de hoy no estaba para ese tipo de cosas"…
…“la dinámica de los acontecimientos fue llevando a Chávez cada vez más cerca de Castro, pero más por motivos que tenían que ver con su temperamento que por motivos ideológicos…
La conversación termina con estas frases: "Chávez no es comunista, no es capitalista, no es musulmán, no es cristiano. Es todas esas cosas, siempre que le garanticen quedarse en el poder hasta el 2021."
Garrido por el contrario cita a Chávez, para defender su tesis:
…“Tenemos un proyecto de transición de 3 años de plazo, pero sin perder la perspectiva de un modelo de sociedad distinto, de un modelo económico distinto", le dijo a Agustín Blanco Muñoz” mientras que a Dieterich le expuso…la estrategia para lograr la revolución bolivariana consta de 3 pasos: a) ofensiva de masas; b) aceleración de la estrategia constituyente; y, c) "el tercer eslabón, que no se ha producido, es el desencadenamiento histórico."…
Como verán parece que ambos elementos están presentes. Ciertamente hay ambición de poder. Chávez gusta del poder y se relaciona con mandatarios de larga data: Castro, Lukashenko, Mugabe, en su momento con Hussein; todas las propuestas de cambio a la constitución han incluido la extensión del mandato presidencial, o esta fue su objeto único, como la enmienda aprobada el pasado febrero.
Pero no hay que olvidar que todas las revoluciones totalitarias necesitan para su desarrollo y consolidación la presencia de un líder único que le garantice unidad de mando y cohesión ideológica. Sería iluso, olvidarse del origen del MBR-200 con los cuadros de la izquierda insurgente.
Para tranquilidad y en ánimo de ser un juez conciliador en esta disputa de pareja, sencillamente el poder y la revolución son dos manifestaciones del mismo fenómeno. El proceso revolucionario requiere del mantenimiento de un líder como Chávez en el poder. Las revoluciones son poco tolerantes con ideas extrañas en su seno, y requieren unidad de mando, garantizada en esta caso por la relación Líder – partido – ejército - pueblo, pero el basamento estratégico de la élite gobernante cree que a su vez que la profundización del proceso revolucionario debilita a los grupos que eventualmente podrían desplazarlo. Sin medios de comunicación, sin apoyo económico, sin relaciones internacionales, con instituciones controladas y con una población cada vez más dependiente del estado, los adversarios se encontraran con muchas dificultades para ganar cuotas de poder.
Mientras avanza y profundiza su revolución, se incrementa el control y el miedo. Los procesos electorales al dejar de ofrecer garantías psicológicas reales y sin alternativas legitiman el régimen y le facilitan la posibilidad de perpetuarse. Esta es la apuesta, el líder garantiza la revolución, la revolución permite la permanencia del líder. La apuesta de los demócratas es que, como ocurrió en la Unión Soviética y las “democracias populares”, estos sistemas sencillamente hagan implosión.

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