miércoles, 18 de marzo de 2009

GALARRAGA, ORDOÑEZ Y LA POLARIZACION


Caracas, noviembre de 1998. Los resultados electorales que eligieron a gobernadores, alcaldes y al Congreso de la República presagiaba el próximo triunfo de Hugo Chávez en Diciembre. A Yunior, un compañero de trabajo, brillante como economista pero algo ingenuo en política, este hecho lo angustiaba, me pedía desesperado Yván por favor, llama a Salas Römer o a tus amigos de Proyecto Venezuela, que hagan una propaganda con Andrés Galárraga. El Gato venía de otra temporada brillante con los Bravos de Atlanta y ya había sido líder de los bateadores, máximo jonronero e impulsador en las Grandes Ligas. Sin duda la figura más admirada de la Venezuela de esos años. Por supuesto que no llamé. Si al comando de Salas Römer no se le había ocurrido, a un mes de las elecciones fue porque no lo consideraron, o había otras razones para que Galárraga no se retratara con ningún político. Además por esos días estaba distanciado del Prove. Además era evidente, un pelotero de la talla de Galárraga debe ser considerado patrimonio nacional y no debería exponerse a las pasiones de las parcialidades políticas. Más allá de sus simpatías en este sentido, un deportista evitaría granjearse la enemistad de medio país.
Miami, Marzo del 2002. El público abuchea a Maglio Ordoñez en su turno al bate del Clásico Mundial de Béisbol. Si bien nunca ha tenido el carisma de Galárraga, al igual que éste conquisto un título de bateo. Cuando otros peloteros decidieron no jugar con la selección, Ordoñez quiso poner su grano de arena. En este ambiente de polarización el público en lugar de ovacionarlo lo abuchea. Gesto innoble a todas luces, pero no hay que simplificar el momento. Maglio es al igual que Galárraga un patrimonio nacional. Y aunque no le guste se le debe respetar su posición política. El gobierno ataca a los fanáticos (pocas veces este término es tan acertado) y defiende a Ordoñez llamando apátridas y fascistas al público venezolano. La gente no olvida que le gusta retratarse apoyando al presidente y que formo parte activa de la campaña por la reelección indefinida de Chávez.
Reconozco que la preocupación de Yunior tenía sentido. Desde 1998 el país vive una confrontación donde los adversarios políticos se consideran enemigos. A los gobernadores y alcaldes se les apoya si son parte de la tolda roja, si no, se les quita sus competencias y se les amenaza con meterlos preso. Simón Díaz apoya al movimiento opositor, hasta el uso del Poliedro se le negó en ocasión de un homenaje. A la Serenata Guayanesa se le abuchea en el Teresa Carreño, por agradecer la octava estrella de la bandera. Intolerancia de lado y lado. Alguien propuso que la política era una ecuación de amigo enemigo. Muchos venezolanos cayeron en esa trampa. Hoy Maglio respira los aires de la intolerancia que desde Miraflores se siembra a diario.

1 comentario:

Unknown dijo...

No niego que la posición política de cada quien deben ser respetada, por cierto algo no hecho por este régimen. No dudo además que muchos de los que pitaron en Miami sean unos radicales, por cierto con un odio exacerbado primordialmente por este gobierno.
Pero más allá de respetar las posiciones políticas de cualquier ciudadano y de no caer en fanatismo y pitarle a un "digno" representante de nuestro béisbol, pienso que sí se debe pitar y manifestar repulsión a todo gañote contra la hipocresía y eso es lo que pienso fue lo que le manifestaron muchos compatriotas a MO en el reciente Clásico de baseball. De la misma manera lo hicieron en el Clásico anterior cuando gritaban "compadre" a otro Gran Pelotero - en mayúsculas bien merecidas - que en ese momento no debió figurar.

Socialismo del siglo XXI = Comunismo del siglo XX, Comunismo del siglo XX = Hambre y Miseria Común