La gran conclusión a la que se llega luego de haber dedicado tres artículos al tema de la vivienda es que lo que hace falta en realidad es una política económica. Que la gente con dinero en su bolsillo estará en capacidad de resolver su problema habitacional sin necesidad de la ayuda del gobierno. Que éste en lugar de construir casas debería dedicar sus esfuerzos en la provisión de la infraestructura urbana y asegurar el cumplimiento de los contratos entre privados.
Pero valiéndose de la necesidad de la gente y de sus carencias, el gobierno usa el tema de la vivienda como punta de lanza de la campaña electoral que a dos años de la contienda realiza el presidente.
Toda campaña electoral tiene como intención convencer a los electores que existe una razón para votar por una oferta electoral y en este caso, ante el importante déficit de viviendas decentes de las familias venezolanas el gobierno plantea la construcción de dos millones de viviendas en los próximos seis años. Los especialistas ya han dado cuenta que es fundamentalmente una promesa demagógica, que un gobierno que a duras penas ha construido trescientas mil casas en doce años, difícilmente incrementará su productividad en más de mil por ciento para aproximarse a la promesa realizada.
Se está claro entonces, que no es una meta gubernamental sino una estrategia electoral y los demócratas deberían dedicar parte de su esfuerzo discursivo en contraatacar esta propuesta, puesto que conociendo la capacidad propagandística de este gobierno está claro que éste podrá sacar provecho de las pocas casas que logre construir. Se puede hasta suponer que su desempeño sea tan pobre que solo construya mil casas en el año, pero mil familias contentas pueden tener mayor impacto en la argumentación persuasiva que las doscientas mil casas que dejaron de hacerse.
Atacar la promesa por demagógica puede ser contraproducente, porque puede entenderse como un deseo del fracaso del gobierno en esa área y provocar el rechazo sus portavoces. Prometer construir un mayor número de soluciones habitacionales no será creíble, puesto que ya se ha dicho que no se puede. Presentar una propuesta de una política de vivienda seria, que tenga como base el financiamiento a la familia, la creación de condiciones para la participación del sector privado y la estabilidad económica puede ser la base del contraargumento electoral, en el entendido que las dos millones de casas si se pueden construir pero con un nuevo gobierno.
1 comentario:
Flecha en la diana!!!
Añade que las municipalidades pueden hacer mucho, estimulando la oferta de tierras urbanas y haciendo menos costosa la transacción inmobiliaria.
Lo mas importante es contar con una propuesta mas poderosa!
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