martes, 14 de septiembre de 2010
ACCION DEMOCRATICA: EL FUTURO ES EL PASADO
Acción Democrática cumple 69 años. Es sin duda el partido histórico del siglo XX venezolano. Nació en una Venezuela que todavía no sabía lo que era la democracia, con una población en su mayoría rural y analfabeta, asediada por el paludismo y que no se terminaba de sacudir la cultura del caudillo, que solo algunos años antes se pensaba que había muerto con Juan Vicente Gómez. Combatió los estertores del gomecismo que negaban a los venezolanos decidir su destino por ellos mismos. La tenacidad de sus líderes y una clara visión estructural de la política llevó a su principal líder Rómulo Betancourt a fundar casas de partido en cada barrio o caserío de Venezuela. Su ansiedad lo llevó a acompañar a los militares descontentos Mario Vargas, Pérez Jimenez y Delgado Chalbaud en el golpe del 18 de octubre de 1945. Tras años más tarde pagarían la factura.
Nadie puede negar los avances democráticos del trieno adeco, la instauración de voto universal y sus reformas sociales, fueron acompañadas de cierto sectarismo y enfrentamiento con algunos de los sectores más conservadores. Con la caída del gobierno de Gallegos por un levantamiento militar, sus líderes demostraron que por sus ideas bien valían el exilio, la cárcel, la tortura y hasta la misma vida. Diez años de dictadura no bastaron para sacarlo del corazón del venezolano, quien le dio un respaldo masivo a la candidatura de Betancourt y Leoni. Ya no eran sectarios. Convivieron con Copei, Urd e independientes, el pacto de punto fijo le garantizó al país más de cuarenta años de gobernabilidad. Los programas de salud y de educación de sus primeros gobiernos, pueden considerarse como los más exitosos de nuestra historia. En 1968 ocurre el que quizás sea el acto más importante que haya vivido Venezuela, cuando por primera vez Ad entrega el poder a un adversario político al reconocerse derrotado en unas elecciones, aunque solo haya sido por casi treinta y tres mil votos.
Luego ocurrió la debacle moral. Atiborrado de divisas petroleras y de sucesivos triunfos el pragmatismo hizo mella en su dirigencia. La corrupción alcanzó a sus funcionarios públicos, y la partidocracia anulo las posibilidades de realizar buenos gobiernos. El intento reformador intentado por Carlos Andrés Pérez, fue boicoteado por su propio partido. Finalmente Pérez fue entregado mansamente a sus enemigos. Luego el personalismo y la antipolítica se hicieron dueña de Venezuela. El caudillismo regresó de manos de un militar golpista a quien inocentemente nunca juzgaron. Lamentablemente y a pesar de algunos jóvenes dirigentes, las glorias pasadas parece que les impide mirar hacia el futuro.
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