sábado, 24 de julio de 2010
LA LEY DEL EMBUDO LABORAL
A veces es inevitable, el tráfico del mediodía y el reproductor del carro dañado. Quedo atrapado en el momento en que aparece una de las impertinentes y tediosas cadenas del Teniente Coronel (r). La primera opción, buscar emisoras que no se hayan pegado a la transmisión, nada ninguna emisora en período de prueba, tampoco ningún operador distraído o una computadora no programada, la voz del presidente inunda el espacio radiofónico. Me resigno y apago la radio para no soportar la perorata. De cuando en cuando la prendo, o bien por distraído o porque guardaba la vana esperanza de la brevedad del discurso. Lo escucho de a ratos, hasta el momento en que se hace intolerable a mis emociones.
Como buen comunicador suele ser anecdótico, habla de su paseo por un salón de belleza y un fugaz encuentro con las peluqueras del local. Cobran si hay clientes, si no hay clientes no cobran, trabajan sin seguridad social y sin prestaciones sociales, no hacen un sindicato, por que la despedirían. Evidentemente que si fuera un esquema de relaciones de un patrono con sus trabajadores, estaría afectando la legislación laboral y la empresa sancionada. Pero es que en realidad es una relación comercial aceptada por las peluqueras, para compartir los gastos y mantenimientos del local y garantizar ingresos superiores al salario mínimo que el gobierno impone, que sería el salario que cobrarían si a los dueños se les obligara a contratarlas como trabajadoras.
Dice que la ley comienza por casa, así que valdría la pena revisar como el gobierno maneja algunos casos de sus relaciones laborales:
Por una parte los aumentos de sueldos de los funcionarios públicos, con excepción de las fuerzas militares, que se han decretado en los últimos años, recurrentemente se encuentran por debajo de los índices inflacionarios, lo que significa que en términos reales existe una disminución en los sueldos de la administración pública. Mientras que a las empresas privadas se les obliga a pagar las prestaciones apenas salga el trabajador, el empleado público puede tardar años esperando el cobro de ese derecho laboral. Trabajadores de Venirauto fueron despedidos apenas asomaron la idea de un sindicato.
Pero además vea el ejemplo de los profesores contratados por la Universidad Experimental de las Fuerzas Armadas, donde cobran mal y siempre a destiempo, por supuesto en las mismas o peores condiciones que las peluqueras ya que no cobran utilidades, ni poseen prestaciones sociales, que cobran si dan clase, pero si no hay clase por alguna contingencia fuera de su control como por ejemplo un día de fiesta, tampoco hay pago. ¿Será que habrá sindicato de profesores en la Unefa? ¿Habrá algún profesor que se atreva a fundarlo?¿O temerá que le apliquen el mismo remedio que a los sindicalistas presos de la Cvg?
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