martes, 13 de julio de 2010

EL DOCTOR JEKILL Y EL SEÑOR HYDE: UN CASO VENEZOLANO


Creo que todos mis lectores conocen la famosa novela de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, aquella donde un científico filántropo y educado se transforma gracias a cierta pócima de su creación en un misántropo y cruel asesino. No pongo en duda, que Stevenson, haya conocido personas que hayan padecido lo que se conoce como trastorno múltiple de personalidad, pero básicamente su novela no deja de ser una alegoría del bien y del mal que vive en cada persona, donde cada quien actúa de acuerdo a un código de conducta o principios éticos, o lo que se conoce como conciencia, aquella que le aconsejaba a Gilberto Santa Rosa, que dejara sus aventuras amorosas y adquiriera un poquito de inteligencia emocional. En este caso, lo que para el Dr. Jekyll podía ser una conducta impropia, como por ejemplo matar a un semejante, para el señor Hyde, no tendría mayor importancia.

La conciencia de un país se encuentra en sus instituciones, es decir el conjunto de reglas que las sociedades se imponen para normar las conductas de sus habitantes, bien sean éstas de origen cultural, dado por los usos y costumbres o bien sean impuestas por las autoridades en formas de estatutos. En este sentido, a fin de garantizar la convivencia ciudadana, los gobiernos crean leyes que complementan o regulan las instituciones culturales, así que la gente sabría a que atenerse en sus relaciones con los demás.

La principal de las instituciones republicanas y de las monarquías constitucionales, son las constituciones. Estas serían las principales referentes de lo que puede hacer los gobiernos y de la conducta de los ciudadanos. Una garantía que tanto las autoridades como los ciudadanos actuarán como el Dr. Jekyll y evitar que un Mr. Hyde que tiene el monopolio de la fuerza pública aparezca para el terror de los ciudadanos.

Lo que era impensable es que una nación se gobierne con dos códigos contradictorios de conductas. Por un lado el país nacional, que ingenuamente piensa y actúa según los criterios de la constitución aprobada en referéndum el año 1999 y por otra parte un gobierno que actúa de acuerdo a criterios marxistas de acuerdo al proyecto de una constitución rechazada igualmente en referéndum en el año 2007.

Quizás ni en las disfrutadas pesadillas de Stevenson, donde tuvo la inspiración de su obra, hubiera imaginado que una nación entera viviría en el interior del doctor Jekyll y el señor Hyde.

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