martes, 7 de abril de 2009

DEMOCRACIA ACOSADA


Dile a tu esposo que tenga cuidado con lo que dice. No, no fue una amenaza, sencillamente fue un consejo amable de una vecina a mi esposa, justo después que a los comisarios y policías implicados en algunas de las muertes del 11 de abril, recibieran la máxima pena que puede recibir un reo venezolano. No estuve presente, para saber si el tono era sincero o sencillamente ironizaba sobre la arremetida autoritaria del actual régimen. Ciertamente escribir en este país hoy tiene sus riesgos. Si bien no he recibido amenazas, la autocensura muchas veces se impone. Un amigo me recomienda para dar unas clases en una de las sedes del UNEFA Valencia, la respuesta del capitán que coordinaba los postgrados fue que yo escribía mucho. Como verán mi descalificación a priori responde a criterios “puramente académicos”, donde si no escribiera daría clases. Pero ciertamente debo estar tranquilo, otros corren más riesgos.
Para el actual régimen, no se trataba de hacer justicia. Se trata de sencillamente de mostrar a la gente cual puede ser su destino si te llegas a meter con él. Para toda revolución, más importante que sus pretendidos beneficiarios, que eufemísticamente se le da por llamar pueblo, es que el líder y la nomenclatura se queden donde están. Tampoco es exclusivo de la revolución, puesto que ese es la razón última de toda autocracia, solo que las dictaduras de derecha son menos hipócritas. Pero llegó la hora de quitarse el discurso democrático. Rosales, preferible exiliado que preso. Baduel en las celdas de Ramo Verde. Simonovis, Vivas y Forero, condenados a treinta años de cárcel. Ledezma ganó, pero que vaya a ver como se gobierna sin el situado constitucional que le corresponde. A Pérez Vivas se le despromulgará, porque, cosa insólita, la única vez que el CNE se equivoca es a favor de la oposición. A Capriles y Henrique Fernando ya se le están abriendo sus respectivos juicios, por quien sabe que acto administrativo. Al disparen primero y pregunten después se le sustituye con el sentencien primero y justifquen después. Así son las revoluciones y las dictaduras, a los líderes opositores no se les gana con argumentos, sino con exilio, prisiones y desapariciones, y este parece ser el rumbo del único país donde la gente le dispara a los policías en defensa propia.

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