lunes, 30 de mayo de 2011

LOS INDIGNADOS


Evidentemente que tener que escoger en un futuro próximo entre Rajoy y Zapatero no ofrece un panorama muy esperanzador para España. No me atrevería a pensar que sería una decisión entre el sida o el cáncer terminal como un insigne escritor premio nobel calificara a la campaña electoral del Perú (aunque parezca que al final prefiere una de las dos enfermedades aunque no se tenga muy claro cual), pero evidentemente no es una decisión que pienso, entusiasme a los españoles.

Entre las equivocaciones del Psoe y el PP, el paro, la corrupción, la lucha por los derechos de la mujer, la discriminación homofóbica o el daño al medio ambiente, parece que muchos españoles tienen motivos para protestar. Gracias a la magia de las redes sociales, los descontentos decidieron un 15 de mayo tomar la plaza del Sol, y vaya si llegó gente. Ellos se autocalifican como los indignados y desean cambiar “ya”, las instituciones españolas. Razones para estar indignados les sobra, el pequeño problema, es que no tienen ni la más remota idea de cómo lograr una España más feliz. Quejarse contra los políticos corruptos es fácil. Hacer política sin empantanarse en la ciénaga de la competencia electoral es algo más difícil.

Todos podemos estar de acuerdo que “existe(n) unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz”. No es que descubran el agua tibia, se llama Estado de bienestar y fue la directriz de los gobiernos durante la mayor parte del siglo XX. El único problema que financiar esos “derechos” amenaza con arruinar a Europa en unos pocos años.

Quieren cambiar las instituciones de la democracia representativa por una “democracia real”, que no definen, sino por una vaga idea de participación. Si se entiende como democracia el régimen político donde las decisiones públicas se toman de acuerdo a la regla de la mayoría en condiciones de igualdad, ciertamente hay mucho que avanzar en el mundo en este aspecto, pero transformar la institución del voto por el asambleísmo y pensar que cada ciudadano dejará su vida privada para dedicarse enteramente a lo público no pasa de ser una fantasía bienintencionada pero muy peligrosa.

El movimiento de los indignados causa simpatía, pero al final la mayoría de la población española decidió ser algo más pragmática y castigar al Psoe por su pésima gestión de gobierno, votando por los candidatos del PP.

martes, 24 de mayo de 2011

VENEZUELA: EL ESTADO DE NATURALEZA


Me sentí muy identificado con una de las intervenciones de Rubén Pérez Silva en el taller de trabajo que se sostuvo con el equipo de iniciativa democrática. Estoy seguro que muchos de los que bajan a las playas de Falcón los fines de semana se sentirán igual. El evento narrado ocurre por lo general los domingos por la tarde, a la hora del regreso a Valencia. Al finalizar el par vial y llegar a la carretera en Morón, el cuello de botella genera, ante el volumen vehicular, la habitual cola de vehículos que algunos asumimos con resignación. El problema es que de lado contrario de la vía no existe tal congestión, por el contrario luce despejada. Eso da pie, que nuestros vivos habituales decidan dejar de hacer cola y avancen ante la mirada indiferente de los guardias nacionales que en teoría deberían obligar el respeto a las leyes de tránsito.

Las consecuencias de tal acciones, son por supuesto más tiempo para los que hacen las colas, porque en algún momento los “vivos” deben incorporarse a su canal, cuando viene algún vehículo de frente. Pero algo si es cierto, los vivos llegan primero y ahorran un considerable tiempo sobre los que, con la venia del Dr. Uslar Pietri y Facundo Cabral, podemos llamar “pendejos”. Cierto sentido de ética y de respeto, en mi caso me impide hacerme el vivo, pero advierto que ganas no me faltan de dejarme de “pendejadas” y pasarme al lado de los vivos y que sean los demás que se “frieguen” o en todo caso nos “fregamos” todos.

Esta situación la describe Thomas Hobbes en su famoso Leviatán como un estado de guerra de todos contra todos. “durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los atemorice a todos, se halla en un estado que se denomina de guerra”. La cola de boca de Aroa es un reflejo del país. Si el gobierno hace lo que le da la gana, el ciudadano común también se siente con licencia para hacer uso de su libertad sin importar el derecho de los demás. Un nuevo pacto social, que incluya empresarios, trabajadores, vecinos, azules y rojitos que ponga las reglas y la manera de obligarlas, es cada vez más necesario y es condición indispensable para la construcción de la Venezuela por venir.

Efectivamente la solución al tema de los vivos de la autopista, es muy fácil si alguna autoridad se dispusiera hacer cumplir el bien común donde todos podamos avanzar de acuerdo a ciertas reglas de equidad y respeto. Solo unas cuantas multas garantizarían mayor fluidez vehicular y quien desee llegar más temprano, que salga antes.

domingo, 15 de mayo de 2011

HOBBES, WERNER Y AMARTYA SEN


Agradezco al Tren la posibilidad de participar en los talleres y diálogos que promueve “Iniciativa Democrática” (www.iniciativademocratica.org) quienes dirigidos por Werner Corrales y Tanya Miquilena recorren el país, buscando saber que quieren los venezolanos para construir una visión compartida del país que sirva como punto central para una estrategia de desarrollo, el cual no existe en Venezuela desde al menos hace doce años.

El encuentro contó con una asistencia de verdad calificada, por lo que la discusión fue de muy alto nivel. Los números y evidencias que se mostraron durante el encuentro no deja de crear un ambiente de preocupación: la crisis es mucho más profunda de lo que la gente percibe y existen dudas, mucho más que razonable que la dirigencia política opositora este consciente de ello, y que la solución del país, si bien requiere como condición necesaria un cambio de gobierno, esto no es ni remotamente suficiente si se desea recobrar y avanzar en la búsqueda del bienestar que ya le es ajeno a la inmensa mayoría del país.

A pesar de la reticencia de Werner, para dibujar la crisis del país me permití comparar la Venezuela actual al estado de naturaleza hobbesiano fundamentalmente basado en la ausencia de un estado capaz de garantizar un orden mínimo que ofrezca cierto nivel de seguridad en el desarrollo de las relaciones que se dan en una sociedad, donde todos luchan en una especie de sálvense quien pueda. Aunque por supuesto ambos estaríamos en profundo desacuerdo con la implantación de un pacto social autoritario para la resolución de conflictos. Este por el contrario, tiene que nacer de los acuerdos básicos, que gracias a emprendimientos, como las del Proyecto Tren, Iniciativa Democrática y otras organizaciones que comienzan a pulular por todo el país, ya comienza a tener atisbos claros.

Ahora donde se encuentran los consensos: las palabras paz, tolerancia, democracia descentralizada con verdadera participación de los ciudadanos, resaltan conjuntamente con el deseo de rescatar la prosperidad pérdida ya hace treinta años, cuando Venezuela descollaba por sus instituciones democráticas y económicas. Algo más difícil es el cómo, cuando el populismo encuentra férrea ascendencia tanto desde la propuesta socialista militarista, como desde la Mud. Amartya Sen, autor que debería ser del conocimiento popular, propone que la clave es combinar la acción de la libertad del hombre con políticas activas de desarrollo a través de la promoción de capacidades en la persona.

La construcción de una propuesta de mediano y largo plazo, compite por el momento con el ofrecimiento populista electoral. Diferenciar y no confundir la táctica que representa el uso del marketing político con la estrategia de desarrollo del país, es uno de los retos a lograr.